Cuando ocurre un
accidente eléctrico, lo más importante es separar a la víctima de la fuente
eléctrica que le está produciendo la descarga. Sin embargo, para evitar que a
la persona que le está intentando ayudar le ocurra un accidente similar, se
deben tomar las siguientes precauciones:
Cortar rápidamente la corriente eléctrica,
desenchufando el aparato causante de las
descargas de la base de enchufe a la que está conectado, o bien desconectando
el suministro general en el cuadro de protección y distribución.
En el caso de que no se
pueda cortar la corriente eléctrica hay que situarse sobre un material
aislante, y sin tocar directamente a la víctima, hay que intentar separarla del
conductor o el aparato que está produciendo las descargas, con un objeto de un
material aislante, como la madera o el plástico. Se puede emplear igualmente una
prenda de vestir, una toalla seca, una cuerda, y en último caso, se puede tirar
de la propia ropa suelta de la víctima.
Si la corriente puede cortocircuitarse, por
medio de un conductor que haga contacto entre el conductor que produce la
descarga y la tierra, se tratará de provocar el cortocircuito.
No se debe mover
a las personas que al recibir la descarga eléctrica se hayan caído al suelo, ya
que pueden tener otro tipo de lesiones como consecuencia del golpe. Es muy
aconsejable tapar a la víctima con una manta o ropa de abrigo, para mantenerla
caliente hasta que lleguen las asistencias.
Si es necesario, debe efectuarse la respiración
artificial inmediatamente después del accidente. Esta respiración debe
continuarse durante tres o cuatro horas, aunque no haya ningún signo de vida.
Se conocen casos en los que los accidentados han revivido cuatro horas después
del accidente
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